sábado, 27 de febrero de 2010

“Nos juntamos para conseguir anticonceptivos y hoy somos una empresa autogestionada”

DIEZ PREGUNTAS > MARCELO ARBIT Y CRISTINA LESCANO
Nota publicada en Página/12
por Clarisa Ercolano

1) ¿Qué es el movimiento de cartoneros y cómo surgió?
–Somos un grupo de personas con diferentes ideologías, pero todos trabajamos con el tema de los residuos, y entonces nos vamos juntando y organizando. El objetivo es llegar a trabajar en conjunto a nivel nacional con todos los grupos organizados de recuperadores del país. Aspiramos a formar un sindicato y federación para que el movimiento se extienda a nivel nacional en todos los niveles. En el caso de El Ceibo, comenzamos a organizarnos en 1989, cuando 9 mujeres revolvíamos la basura en la calle y nos juntamos para conseguir pastillas anticonceptivas y no quedar embarazadas en la situación de extrema pobreza que estábamos atravesando. Nos dimos cuenta de que trabajando en forma colectiva podíamos sacar mayor provecho económico.
2) ¿Cuál es el aporte que realizan a la preservación del medio ambiente?
–Realizamos un aporte vital. El proyecto piloto comenzó con vecinos de alrededor de 100 manzanas de Palermo, que empezaron a separar los residuos reciclables en sus casas y lugares de trabajo. Ahora nos extendimos a áreas de todo Capital Federal y algunas zonas del Conurbano bonaerense. Explicamos y capacitamos a la gente sobre cómo separar los residuos. De este modo, recuperamos toneladas de residuos sólidos urbanos todos los días, y evitamos así que éstos sean enterrados en los rellenos sanitarios.
3) ¿Qué necesitarían para que su trabajo les reportara mayores beneficios a ustedes e indirectamente a los vecinos de Buenos Aires?
–Mayores vehículos, logística, para llegar a más lugares de la ciudad, materiales de difusión, imanes para que la gente nos llame, folletería y material didáctico para lograr una mejor capacitación.
4) ¿De qué manera están organizados?
–Los promotores ambientales son quienes capacitan a los vecinos, comerciantes, oficinas, empresas, hoteles y enseñan cómo separar los residuos. Los recuperadores urbanos pasamos todos los días a buscar lo que separan, en los horarios convenidos con cada uno de ellos. Los llevamos a nuestro centro de logística y ahí cargamos todo a nuestro camión. Trasladamos los materiales al Centro de Clasificación de la cooperativa, ubicado en el barrio de Retiro. Allí realizamos la segunda separación y se prepara para la comercialización, que se da con las empresas de modo directo y sin intermediarios. De lo producido y vendido, surge el sueldo para todos.
5) ¿Piensan que la sociedad ya los considera como trabajadores, que se revirtió tal vez la idea primaria y errónea que se tenía sobre ustedes?
–La gente hoy nos considera trabajadores porque dignificamos la tarea, por el servicio que brindamos a la sociedad. Logramos una identidad y cuando nos ven en la calle nos reconocen como El Ceibo. Logramos ganarnos el respeto. Hoy la gente nos ve como al barrendero o al policía.
6) ¿Qué rol ocupan las mujeres dentro de la organización?
–El rol que ocupamos las mujeres es importante desde el momento en que las socias fundadoras fuimos nueve mujeres. Hoy en día somos las mujeres mayoritariamente las que nos ocupamos de las responsabilidades más importantes de la cooperativa. Somos las que vamos al frente y ponemos el pecho, como siempre en todos los procesos importantes de la vida. Hoy somos nosotras, las mujeres, las que negociamos directamente con los empresarios y peleamos el precio de lo que reciclamos. Sentimos que les es incómodo muchas veces tener que enfrentarse con nosotras, pero ya se van a terminar de acostumbrar.
7) ¿Cómo es la relación con el gobierno de la ciudad?
–Es evidente que el negocio más grande es enterrar grandes volúmenes de basura. No pueden mantener cuatro centros verdes que reciben muy poco caudal de residuos reciclables y además tienen una planta que es del gobierno de la ciudad que no está funcionando. No les interesa ni la ley de basura cero ni nada, es más de lo mismo. Vemos muchas inauguraciones, por ejemplo, esos hermosos patrulleros, las obras faraónicas, y la pregunta del millón es: ¿dónde está la plata asignada para los centros verdes 2009?
8) Hace poco realizaron el primer foro a nivel nacional. ¿Qué conclusiones sacaron?
–Pudimos analizar con alegría que la recuperación de los residuos sólidos secos (inorgánicos) como el papel, cartón, plásticos, vidrio y metales cada día se separa más en origen. Reciclar es el futuro y enterrar es el pasado, la contaminación ambiental, las enfermedades (respiratorias, de la piel, digestivas, cáncer, etc.), el agua y la tierra contaminada, etc. También se explicó que no sólo se recupera el ambiente, se utilizan mejor los recursos naturales, en especial los no renovables. Asimismo se produce la gran recuperación que es la humana, porque miles de trabajadores se integran a las empresas sociales, verdaderas fábricas sin patrón, donde el trabajo dignifica y todos somos dueños de nuestro destino y de nuevos horizontes comunes. Un capítulo especial fue la presentación en sociedad del sindicato nacional de cartoneros independientes que impulsa el legítimo reclamo de convertir el trabajo digno que realizan los cartoneros, carreros, quemeros, cirujas en trabajo decente; derecho a jubilarse y a poder tener una obra social para atender su salud y la de su familia.
9) En un comunicado dijeron que creían en la sensibilidad de la Presidenta. ¿Qué esperan que ella haga por ustedes?
–Nuestros cartoneros son la expresión genuina de la resistencia al neoliberalismo que expulsó de la producción y el trabajo decente a millones de argentinos; ellos resistieron trabajando en la basura, en las peores condiciones, y hoy son una avanzada cultural en el tratamiento de los residuos y en recuperación. Se estima que recuperan entre el 12 al 15 por ciento de los residuos sólidos inorgánicos, y son los más activos defensores de la ecología y el ambiente, y su labor es reconocida por leyes nacionales y provinciales que es necesario aplicar más decididamente. Por eso decimos que nuestras Cristinas son un ejemplo. Cristina Lescano, presidenta de la cooperativa El Ceibo, y también Cristina Fernández, nuestra Presidenta, que con medidas transformadoras como las retenciones a la soja, la recuperación de los recursos de los jubilados, la ley de medios audiovisuales, la asignación por hijo de 180 pesos para tod@s, entre otras, marca un cambio a favor del pueblo.
10) ¿Cómo deben tratar los residuos aquellos vecinos y vecinas que quieran ayudarlos?
–La idea es que separen aquello que es orgánico de lo que no lo es. Y que se pongan en contacto con nosotr@s, por ejemplo escribiendo a marceloarbit2006@yahoo.com.ar, para que la cadena se complete y complemente.

(*) CRISTINA LESCANO Y MARCELO ARBIT SON PRESIDENTA DE LA COOPERATIVA EL CEIBO Y SECRETARIO DE ECOLOGIA Y AMBIENTE DE LA CENTRAL DE MOVIMIENTOS POPULARES DE ARGENTINA (CMP) RESPECTIVAMENTE, Y DOS DE LAS CARAS VISIBLES DE UN MOVIMIENTO DE RECUPERADORES URBANOS QUE CUMPLIO 20 AÑOS. ES UNA DE LAS SESENTA COOPERATIVAS DE RECUPERACION DE RESIDUOS AGRUPADAS EN LA ORGANIZACION DE LA CMP QUE LUCHA POR UN MAYOR RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS SOCIALES DE LOS “CARTONEROS”. EL CONJUNTO DE RECICLADORES DA TRABAJO A MAS DE 4000 PERSONAS Y ESTAN PRESENTES EN 17 DE LAS 24 PROVINCIAS ARGENTINAS.

jueves, 18 de febrero de 2010

Nota publicada en EL FEDERAL

¿Viste que acá no hay ni olor?” Dice Coco, tan orgulloso que mejor no contradecirlo. Pero para quien no está acostumbrado a trabajar con residuos, hay olor, y mucho, y moscas. Con Coco Niz nos citamos en Retiro, en la estación del Ferrocarril Belgrano. “Me vas a reconocer” dice “Soy negro, vestido de naranja y con pinta de cartonero”. Nos reconocemos, nos presentamos y tomamos el tren hasta la estación Saldías. Caminamos unos doscientos metros bordeando la villa 31, hasta llegar al sitio que representa el mayor orgullo de Coco y de muchos trabajadores como él: el centro de Reciclado de El Ceibo. Un enorme galpón techado donde descansa a sus anchas una gigantesca montaña de basura seca. Seca porque no incluye residuos orgánicos -como restos de comida u otras sustancias que se pudran- sino únicamente botellas, cartones, plásticos y aluminio. Por eso –explica Coco- es que no tiene olor. Y teniendo en cuenta el descomunal tamaño de la pila, y la bochornosa temperatura de una tarde de enero en Buenos Aires, no queda más remedio que darle la razón.
El Ceibo es un centro de reciclaje donde trabajan 70 ex cartoneros, hoy convertidos en recuperadores urbanos. Es una iniciativa autogestionada, apoyada por el gobierno nacional y dirigida por una mujer que se define como Ciruja Vip, pero es conocida entre sus compañeros como “presidenta”, “coordinadora” o simplemente “amiga”, porque los ha sacado de la calle, les ha conseguido un trabajo, una contención, un sueldo y les ha devuelto algo de eso que tan profusamente se conoce como dignidad. “Aquí los cirujas pasan de marginados a seres humanos” explica ella, que se llama Cristina Lezcano y dice tener cincuenta, porque ya no cuenta los años. “Los cambios que vemos en la gente son increíbles.” sigue “Hoy ya no revuelven la basura para sobrevivir, tienen un trabajo, usan un uniforme, cumplen un horario y ganan un sueldo” Y no sólo eso, sino que realizan una labor valiosísima para el cuidado del medio ambiente. Todos los desechos que llegan al Ceibo son clasificados, prensados y vendidos a las empresas para su reutilización.
Comencemos por el principio. La basura. ¿Qué hacer con ella? Cada porteño genera cerca de 2 kilos por día, que multiplicado por casi 3 millones arroja una cifra superior a las 5 mil toneladas diarias. El 89 % de ese total va a los basurales o es enterrada por el CEAMSE, con un costo monetario de 55 pesos por tonelada, y un perjuicio ecológico incalculable. ¿Qué pasaría si todos los cartoneros de Buenos Aires se transformaran en recuperadores y trabajaran ordenadamente en el reciclaje? El negocio no es tan sencillo. Sólo de gastos fijos, El Ceibo tiene 146 mil pesos al mes, contando los sueldos de todos sus empleados, que van de los 1300 a los 2500 pesos, más gas, luz, agua, logística y un almuerzo comunal por día, que suele consistir en ravioles con tuco. Para lograr semejante infraestructura, Cristina trabaja desde 1989, cuando se quedó sin empleo y tuvo que salir por primera vez a revolver la basura. “Nunca me voy a olvidar del primer día que salí a cirujear” recuerda “Iba envuelta en una bufanda y un gorro porque pensaba que todo el mundo me estaba mirando. Después te das cuenta que nadie te da bola y te acostumbrás. Con el tiempo empezamos a ver que éramos muchos en la misma situación y dejamos de tener vergüenza.” Así se fueron agrupando. “Empezamos a unirnos para juntar más mercadería y que nos pagaran mejor” cuenta “y ahí nos dimos cuenta que la basura no es del gobierno, ni de las empresas ni de nadie y empezamos a hablar con los vecinos, a capacitarlos, enseñándoles a clasificar, anotando la hora en que cada vecino quería que pasemos a recoger.” La tarea de educar a los vecinos no era nada sencilla para personas que de entrada generaban mucha desconfianza. “Los primeros tiempos el rechazo total.” sigue recordando Cristina “Nosotros no somos rubios de ojos celestes, y nos discriminaban. Entonces empezamos a hacer uniformes y credenciales… Con un subsidio de 200 pesos que sacamos entre cuatro mujeres mandamos a hacer unas pecheras, y les pintamos a mano un ceibo, que es la flor nacional y popular… Así empezó todo”.
En El Ceibo trabajan casi tantas mujeres como hombres. Y ya se han formado varias parejas, algunas más oficiales que otras. La jornada es igual para todos: entran a las siete de la mañana, salen a las dos de la tarde. Una docena de recuperadores se encarga de tomar pedidos: recorrer los barrios con una planilla donde van anotando las direcciones de cada casa y los horarios que le convienen a cada vecino. “Si todos los vecinos aprendieran a separar la basura en origen habría mucha más gente trabajando de esto.” Comenta Cristina “Acá tratamos temas como la contaminación, el medio ambiente, el cambio climático. Nadie veía al recuperador urbano en esta tarea, pero nosotros tenemos el conocimiento de la calle que no tiene nadie. Acá hay gente que vivió en la calle toda su vida, que fueron lo peor de lo peor y ahora han cambiado su historia personal, se han insertado en la sociedad.” Claro que la inserción no es tarea fácil, con personas acostumbradas a vivir bajo otras reglas. “La gente falta constantemente” dice Cristina “No olvidemos que vienen de barrios muy pobres, dónde de pronto llueve y se les cae el techo, y no pueden salir de la casa porque les roban todo.” Por cada ausencia se descuenta un día en la paga mensual, pero no se echa a nadie “En una cooperativa así hay que entender al otro” sigue Cristina “Vienen con sus códigos, códigos de villa 31, de villa Fiorito, códigos tumberos… Los sábados muchos no pueden venir a trabajar porque a la mañana los barrios están llenos de pasados que salieron de joda el viernes a la noche y si te ven en la calle te afanan todo.” Otra cosa que debieron cambiar es el hábito de adulterar la mercadería. “Al principio, antes de que esta cooperativa arrancara en serio, no había ningún control de calidad.” Explica Cristina “En una bolsa de cartón metíamos piedras, latitas, o lo mojábamos para que pese más. Hoy nos dimos cuenta de que es mejor que todos sepan que vendemos mercadería buena. Y estamos entregando a las grandes papeleras a 60 centavos el kilo.”
La jornada está terminando y los recuperadores se cambian y se preparan para volver a sus casas. Coco está listo para llevarnos de nuevo a Retiro, pero esta vez el viaje es en camioneta (parte de la logística con la que cuenta El Ceibo). Antes de irnos nos despedimos de todos, agradeciendo la gentileza y el almuerzo que nos han regalado, y recién al subir al móvil nos damos cuenta de que hace varias horas que no sentimos ningún aroma. Será que la nariz se acostumbra, o será que el olor de la basura no es tan fuerte como el olor del progreso.

jueves, 11 de febrero de 2010

Las cooperativas de reciclado esperan la respuesta del Ministro Santilli

El martes pasado se dieron cita para su reunión semanal las cooperativas que suscribieron un convenio con el fin reactivar la Planta de Reciclado del Bajo Flores, ubicada en Varela 2505, Ciudad de Buenos Aires. Nos referimos a CERBAF, El Ceibo, Padilla, junto a ASCIRA y la Secretaria de Medioambiente de la Central de Movimientos Populares (CMP). Entre los trabajadores cartoneros recicladores se destacó la presencia de Cristina Lescano (El Ceibo), Ricardo Coco Niz (Padilla) y Marcelo Arbit (Secretario de Medioambiente CMP).
En esta oportunidad participaron además trabajadores de cooperativas de José C. Paz, Quilmes y Merlo, y la cooperativa Ecoguardianes, la cual fue invitada a sumarse al convenio.
En medio del clima de armonía y participación que caracteriza a estas asambleas, la nota disonante la dio la presencia de un funcionario del GCBA, quien se identificó como Daniel Ratti, Coordinador de Plantas de Reciclado, que intempestivamente irrumpió en la planta en actitud cuasi patoteril e intimidatoria.
La asamblea le manifestó al Sr. Ratti que "las cooperativas ya han solicitado una audiencia directamente con el Ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli", a lo cual el supuesto funcionario manifestó ya estar al tanto, aunque reclamó un tanto ofuscado que dicha solicitud habia que dirigirsela a él, y señaló que por el momento no había lugar para estas cooperativas.
La respuesta de la asamblea fue unánime: "necesitamos dialogar directamente con el Ministro Santilli, ya que la gestión anterior de la cual usted proviene, mantuvo parada esta planta".
Al encontrarse con la firme posición de los trabajadores recicladores optó por retirarse, permitiendo que la asamblea volviese a la normal discusión de los temas que le ocupan.
La planta se encuentra actualmente parada, y no ha recibido hasta el momento ninguna carga de residuos sólidos urbanos para su reciclado por parte de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras tanto, las cooperativas siguen aguardando la respuesta de Santilli.

sábado, 6 de febrero de 2010

Cooperativas sociales ofrecen un futuro mejor a los "cartoneros" argentinos

NOTA DE LA AGENCIA EFE ACERCA DEL TRABAJO DE LOS CARTONEROS EN LAS COOPERATIVAS DE RECICLADO

Buenos Aires, 5 feb (EFE).- La precariedad social que padecen los miles de "cartoneros" que viven de recolectar basura en Argentina está reduciéndose gracias a algunas cooperativas de reciclaje de residuos, que les dan un trabajo estable y los reintegran en la sociedad.
Este es el caso de la cooperativa "El Ceibo", cuyos 70 trabajadores recopilan, reciclan y venden los residuos sólidos inorgánicos (plástico, vidrio y papel) que les entregan centenares de hogares de Buenos Aires.

A diferencia de los tradicionales "cartoneros", los trabajadores de las cooperativas de reciclaje son mayores de edad, trabajan de día, disponen de un sueldo fijo y no revuelven las bolsas de basura sino que recogen, por separado, los residuos sólidos de las casas que colaboran con el proyecto.
"Estábamos excluidos de la sociedad y ahora hemos recuperado a las personas, hemos construido solos una empresa social autogestionada, sin ningún patrón", aseguró a Efe la presidenta de "El Ceibo", Cristina Lescano.
Lescano habla orgullosa de cómo ha cambiado su vida desde que en 1997 impulsó junto a otras personas el proyecto de la cooperativa, dejando atrás la etapa en que ella misma recolectaba basura y vivía en una casa ocupada.
"No tenemos que olvidar de dónde venimos, cómo empezamos", explicó esta emprendedora social, quién no puede ocultar su satisfacción por el crecimiento de la cooperativa y, especialmente, por "no depender de la ayuda" de ninguna administración pública.
"El Ceibo" empezó a funcionar en 2001, durante la crisis económica que sacudió Argentina, y su labor se divide en tres fases distintas: la búsqueda de nuevos hogares que acepten dar sus residuos a la cooperativa, el servicio de recogida de los deshechos y el proceso de reciclaje de éstos.
Para llevar a cabo estas tareas, la cooperativa cuenta con una decena de carros de recogida de residuos y varios camiones que transportan los deshechos hasta el centro de acopio de basura que gestionan en el este de Buenos Aires.
Tras unos inicios difíciles, la cooperativa se ha convertido en una referencia en los hogares del barrio porteño de Palermo, en el que inició sus actividades hace nueve años, y ha ampliado su abanico de proveedores hasta al ámbito empresarial, encargándose de la recogida de residuos de varios supermercados y hoteles.
Lescano aboga por exportar el modelo de "El Ceibo" a otras ciudades argentinas y latinoamericanas y se muestra confiada en que surja un "cambio de paradigma", con lo que su cooperativa sería reconocida por el Estado como una empresa de tratamiento de residuos que podría optar, por tanto, a los concursos de licitaciones.
"El Ceibo" es una de las sesenta cooperativas de recuperación de residuos agrupadas en la organización Central de Movimientos Populares (CMP), que lucha por un mayor reconocimiento de los derechos sociales de los "cartoneros".
El conjunto de cooperativas de la CMT dan trabajo a más de 4.000 personas y están presentes en 17 de las 24 provincias argentinas, señaló a Efe el Secretario de Ecología y Ambiente de la CMP, Marcelo Arbit.
Arbit considera que estas cooperativas representan una "vanguardia cultural" mediante su defensa del medioambiente y la ecología en Argentina, un país en el que es escasa la cultura del reciclaje y apremian los problemas de almacenaje de residuos.
Desde la CMP se está impulsando la creación de una federación y un sindicato nacional que agrupe a las cooperativas de reciclaje de todo Argentina para lograr mayores beneficios sociales para este colectivo.
En este sentido, Arbit se muestra confiado en que la presidenta argentina, Cristina Fernández, accederá a la petición de la CMP de ofrecer planes de jubilación y protección médica a 100.000 "cartoneros".
Argentina cuenta con cerca de medio millón de personas que viven del "cartoneo", según fuentes del Movimiento Nacional de Trabajadores Cartoneros y Recicladores consultadas por Efe.
En Buenos Aires y su periferia, zona de unos 400 kilómetros cuadrados con alrededor de 11 millones de habitantes, hay cerca de 100.000 "cartoneros" y el 98 por ciento de ellos no forma parte de ninguna asociación.
Sólo en la capital argentina, donde viven unos tres millones de personas, se arrojan a diario entre 4.500 y 5.000 toneladas de residuos, que cada vez valen menos y cuesta más reunir y comercializar como consecuencia de la crisis económica global. EFE

VER VIDEO

Convenio entre trabajadores para reactivar planta de reciclado

Trabajadores recicladores de diversas organizaciones acaban de realizar un convenio a favor de la recuperación de puestos de trabajo y la salud del medioambiente.

Se trata de las Cooperativas Ecológica de Recicladores del Bajo Flores “CERBAF”; de Provisión y Servicios para la Recolección el “CEIBO” Limitada; Padilla Limitada “COTPADILLA”; la Agrupación Sindical de Cartoneros Independientes de la República Argentina “ASCIRA”; la Federación de Tierra y Vivienda “FTV” (filial Ciudad de Buenos Aires); y la Secretaria de Ecología y Ambiente de la Central de Movimientos Populares de Argentina, quienes han suscripto un CONVENIO MARCO DE COOPERACIÓN RECIPROCA.
El mismo tiene como propósito realizar acciones que posibiliten crear mejores condiciones para el cuidado y preservación del medio ambiente y su ecología; abordando los mismo en forma conjunta, para darle un adecuado tratamiento a los residuos sólidos urbanos -tal como lo dispone la Ley 1.854 denominada de “Basura Cero”- y apreciando que el problema del volumen a disponer de los Residuos Domiciliarios encuentra una solución alternativa posible en la “disposición inicial selectiva” a través de la “separación en origen domiciliario”, la “recuperación diferenciada” y el reciclado, que permitirá un ahorro de energía, inversión en tierras y en los costos de operaciones para darle “disposición final”;
Para ello se han propuesto producir la reactivación de la planta de separación de residuos del Bajo Flores, ubicada en la calle Ana María Janner y Varela, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que en la actualidad está bajo la responsabilidad de la CERBAF, por CONVENIO Nº 3/2006 suscripto con el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Esa Planta de Separación de Residuos ya está siendo puesta nuevamente en marcha para llevar adelante la distintas tareas que hacen a la segregación, clasificación y acondionamiento de los materiales de la fracción inorgánica y/o seca que componen los Residuos Sólidos Urbanos.

PRENSA: (54-11) 15-6059-3885 / 15-3655-8020